Conoce a la mujer que está llevando la moda latina de lujo a Oaxaca
Sofía Jiménez Marrufo, la creadora detrás de la concept store Marchanta.
Hace unas semanas, alguien me preguntó en el chat de Substack sugerencias de marcas de moda y de shopping en Oaxaca.
Al buscar algunos de mis lugares y marcas favoritas de ese estado, me di cuenta de que la concept store Marchanta vendía prendas de Mozhdeh Matin, la marca peruana sostenible. Pero no solo esto, sino que también vi a ESCVDO y De Loreta dentro de su selección — también de mis marcas peruanas favoritas.
Honestamente, la última vez que fui a Oaxaca fue hace varios años, pre-pandemia.
Así que quedé impresionada y quise indagar más sobre quién está detrás y por qué han decidido enfocarse en moda latina.
Sofía Jiménez Marrufo, originaria de Oaxaca, es la creadora de Marchanta. Durante nuestra charla vía Zoom, me pudo explicar cómo surgió la idea de su tienda que ya cuenta con 30 marcas de distintos países, entre ellas México, Colombia, Perú e India; y además, cómo y por qué ha traído el lujo latino a México.
¿Cómo te diste cuenta que querías dedicarte al retail?
Fue en el 2013 cuando entré a la carrera de diseño de moda en Casa de Francia [en CDMX]. Ya existía un 1/8 Takamura, así como diseñadores como Kris Goyri, Yakampot y Simple By Trista. Además, durante esa época, empezaba la Lonja Mercantil.
Mientras estudiaba allí, se llevaba a cabo un concurso interno de la escuela para seleccionar ciertos estudiantes que pudieran irse a Francia a presentar en Who's Next. La escuela también recibía un stand para presentar una colección de ciertos alumnos.
Tuve la oportunidad de unirme a este grupo de estudiantes y viajar a París, lo cual fue un parteaguas para mí. También tuve la oportunidad de viajar a Copenhague durante mi tiempo en la universidad. En ese viaje pude ver realmente lo que es una concept store, algo que apenas estaba empezando en México.
Fue al presenciar estas tiendas con un concepto definido, con diseñadores emergentes y una ambientación única, que comprendí que quería dedicarme al retail y tener mi propia tienda donde pudiera seleccionar cuidadosamente a los diseñadores que estarían presentes.
Con 19-20 años, regresé y Guillermo Vargas, de 1/8 Takamura, también era uno de mis profesores en la universidad. Dado mi nivel de actividad, le pedí unirme a su equipo de trabajo para seguir aprendiendo.
Además, aproveché para asistir a un curso de verano enfocado en el lujo en Lyon, Francia. Duró aproximadamente dos meses y durante ese tiempo tuve la oportunidad de visitar la fábrica de mascadas Hermès y conocer más sobre la industria del diseño.
En Lyon también pude observar el florecimiento del diseño emergente. Fue allí donde surgió la idea de crear mi propia tienda, una que no solo representara diseño y moda, sino que también ofreciera productos de lujo a nuestros clientes.
¿En qué año fundaste Marchanta?
Marchanta se creó en junio del 2018, y ahí fue cuando empecé a ver el sistema del retail en México. Ya existían Caravana Americana, Lago, Caballería e IKAL, creo que todavía no existía. También había tiendas como 180 grados y Happening.
1/8 Takamura ya vendía en estas tiendas, así que me encantaba ir a hacer restock del producto. Pero empecé a notar también esta parte del diseñador, que es muy castigado por el sistema de consignación, especialmente para marcas tan pequeñas.
Las tiendas no eran compradores reales, sino más bien era como: 'Ah, te conocí, tengo un punto de venta, échame tu producto y te pago'. Era más una parada. Sin embargo, en realidad, en Francia no funciona así. Los compradores son compradores y la Fashion Week funciona porque compran las colecciones y presentan colecciones seis meses antes.
Cuando abrí Marchanta en 2018, lo hice con la misión de trabajar mediante compras en lugar de consignación. Entonces, todo lo que tenemos en Marchanta es comprado.
Todas las marcas con las que trabajamos son compras, lo cual es beneficioso para el diseñador porque creo que les ayuda con el flujo de efectivo.
Pero también me beneficia mucho a mí porque puedo hacer la selección de las marcas y del producto que va a entrar a la tienda. Y marcas más grandes como ESCVDO de Perú, todavía siguen con nosotras a pesar de que están creciendo muchísimo, lo cual es genial.
Sé que si hubiera ofrecido solo consignación, jamás me habrían tomado en serio. Porque no, así no funciona. Y para crecer, no puedes tener este tipo de negocio, ¿verdad?
Ninguna marca entra si no tengo la inversión en dinero y si no creo realmente en el proyecto que voy a estar vendiendo.
¿Por qué le llamaste ‘Marchanta’?
En realidad, quería un nombre muy cotidiano, que no fuera demasiado elaborado, una palabra que cualquiera pudiera entender, especialmente los mexicanos.
Para mí, las señoras, las marchantas del mercado, es decir, las mujeres que venden flores, frutas, verduras y demás, son una gran fuente de inspiración. Me encanta verlas y visitar los mercados para observarlas. Tienen cierta elegancia y estilo.
Así que pensé: ¡Marchanta! Luego investigué un poco el significado de marchanta y descubrí que proviene del francés, de 'marchand', que eran los gitanos que viajaban y vendían.
'Marchant' está relacionado con el comercio, la mercancía, es como una mujer que vende, por así decirlo. ¡Y así se quedó!"
¿Cómo fue que elegiste enfocarte en marcas latinas de lujo?
Nuestro precio más bajo es de $2,900 a $3,500 MXN ($168 a $203 USD), pero también ofrecemos vestidos que llegan hasta los $25,000 pesos ($1,450 USD), provenientes de marcas como Escvdo de Perú, Mozhdeh Matin de Perú y de la India.
Obviamente, no empezamos con esos precios; comenzamos con precios mucho más accesibles y gradualmente nos hemos ido enfocando en estas marcas.
Yo los llamo un neolujo, porque creo que también representan un lujo cultural. Estas marcas tienen una historia de procesos artesanales. No se trata tanto de marcas ya establecidas, que tal vez muchas personas compran por el logo o el estatus, sino más bien por cómo están hechas, qué fibras se utilizan, qué procesos se siguen, si es telar de pedal, telar de cintura, entre otras cosas.
Así que creo que es un nuevo lujo para las nuevas generaciones, para mujeres que se centran en la cultura, el arte y el diseño, con una sensibilidad estética especial. Claro, también implica un cierto poder adquisitivo o el interés en invertir en una pieza de ese precio.
¿Cuántos años llevas enfocándote en el neolujo?
Ya llevo unos cuatro años incursionando en el lujo. Los primeros dos años de Marchanta fueron con diferentes marcas y precios.
Creo que no fue algo premeditado. La verdad es que me interesaban estas marcas, comencé a probarlas y resultaron ser exitosas en ventas. Así que pensé, perfecto, porque me gusta más mi proyecto con estas marcas.
También se fue desarrollando una identidad muy femenina en la tienda, por lo que Marchanta está realmente enfocada en la mujer contemporánea.
Quiero que sea un espacio que refleje una fuerte esencia femenina. Hace cuatro años, decidí perder el miedo a ofrecer estos precios, porque vi que había un público para ello, especialmente en Oaxaca, que no es una ciudad tan grande como la Ciudad de México.
Curiosamente, también hay muchas personas con alto poder adquisitivo que visitan la tienda. Además, cuento con clientes locales muy fieles que comparten esta sensibilidad. Creo que vivir en Oaxaca, rodeado de arte y belleza visual, ha influido mucho en esta demanda de marcas de calidad. El Museo Textil es una referencia increíble en la ciudad.
Por lo tanto, comenzar a ofrecer estas marcas y ver que había una demanda real fue un gran impulso para mí.
Recientemente, he comenzado a introducir joyería de alta calidad, como oro sólido. Por ejemplo, Gala Is Love, una marca de la Ciudad de México, está teniendo muy buena acogida entre nuestros clientes.
Tienen también un bar dentro de la tienda, ¿verdad?
Hace un año y medio, inauguramos nuestra barra de bebidas adyacente a la tienda llamada Bocaflor.
Decidí abrir Bocaflor para completar la experiencia en Marchanta, permitiendo a los visitantes experimentar el espacio con todos sus sentidos: el olfato, la vista, el tacto y el gusto.
Bocaflor actúa como complemento para disfrutar de una experiencia completa en nuestro espacio. Además, se trata de un bar dedicado exclusivamente a mujeres, con una energía y ambiente femeninos.
Observé que muchos bares y coctelerías tienen un ambiente predominantemente masculino. Si una mujer va sola a tomar un vino, siempre habrá alguien intentando ligar con ella, ya sea otro cliente o el propio bartender.
Por eso decidí crear un bar exclusivamente para mujeres. Es un lugar seguro donde pueden ir en una cita de Tinder, trabajar, leer o simplemente disfrutar de una cerveza después del trabajo. Además, es un lugar donde no necesitas comprar un vestido de lujo para sentirte cómoda; puedes disfrutar de un vino a precios accesibles.
Quise evitar que Bocaflor reprodujera la exclusividad de las tiendas de lujo, donde a menudo te sientes excluida si no puedes permitirte comprar un vestido caro en ese momento.
¿Cómo fue el proceso de llevar marcas peruanas a Oaxaca y cuál es la complejidad de traer marcas latinas a México? Porque sé que los procesos de aduana pueden ser muy difíciles.
Mozhdeh Matin la descubrí gracias a una cliente que entró a Marchanta y me habló de esta marca peruana que le encantaba. Me enseñó sus productos y quedé fascinada.
Pero traer estas marcas extranjeras es todo un desafío. Las aduanas imponen costos elevados y hay una gran complejidad burocrática, además de ciertos elementos oscuros involucrados.
La última vez que intentamos hacerlo fue con una marca colombiana llamada BALLEN.
Lidiar con aduanas puede ser una pesadilla; te pasan de una persona a otra y parece que nunca obtienes respuestas claras. Por eso, hemos estado constantemente buscando agentes aduanales que puedan ayudarnos con este proceso.
Además, importar textiles a México es complicado debido a las regulaciones restrictivas. El comercio entre Latinoamérica y México también presenta desafíos, ya que no hay tratados que faciliten la importación de productos.
¿Y cuánto tiempo te tomó aprender sobre esto?
Llevo dos años en esto, y debo admitir que soy bastante terca. Es decir, no estoy dispuesta a dejar de trabajar con las marcas que tanto admiro, a pesar de las dificultades.
Podría haber sido muy fácil renunciar y decir "bueno, se está complicando, ya no puedo trabajar con ustedes". Sin embargo, tengo la visión de que Marchanta vaya más allá de ser simplemente un proyecto de moda nacional. Quiero que sea una concept store donde se encuentren marcas increíbles de todo el mundo.
No quiero limitarme solo a México o Latinoamérica. Creo firmemente que hay diseñadores increíbles en todas partes del mundo, y cada marca aporta algo único a mi espacio.
Por eso, estoy abierta a la posibilidad de ofrecer joyería de Estados Unidos, así como de Bélgica. Creo que este enfoque es similar al de otras concept stores reconocidas en todo el mundo, como Dover Street Market.
Entiendo lo que me comentas, sin embargo, me interesó mucho que tengas este enfoque de moda latinoamericana en Oaxaca.
Vi que también abriste Baldomero Store, que se describe como "Men Repeller for girls". ¿Podrías contarme más sobre este proyecto?
Es como la versión masculina de Marchanta, aún está en pañales, apenas tiene un mes, pero la idea es crear algo similar, una experiencia a través de la moda y la compra.
Mi obsesión es proporcionar una experiencia de compra excepcional. Me encanta cuando viajo y visito tiendas donde te tratan de maravilla, donde la bolsa de compra es hermosa, te ofrecen un vaso de agua, incluso un cóctel.
Por eso, mi objetivo es replicar esa experiencia con Baldomero, pero dirigida al hombre contemporáneo heterosexual.
Si bien el hombre queer ya es cliente en ambas tiendas, siento que el hombre heterosexual contemporáneo y de mente abierta ha sido pasado por alto.
Caballería, una tienda existente para hombres en la Ciudad de México, ha adoptado una estética más queer y ha tenido mucho éxito. Sin embargo, creo que hay un espacio para algo más intermedio, algo que no sea tan urbano ni tan queer.
Así que decidí probar con la versión masculina de Marchanta, ofreciendo textiles, procesos artesanales y fibras naturales de Latinoamérica. Y hasta ahora, ha funcionado bien: el 90% de nuestros clientes son hombres.
Aunque todavía estamos en las etapas iniciales, tenemos planes para expandir el concepto. Planeamos incluir un refrigerador con whiskys mexicanos, cerveza, patinetas, tablas de surf, y un poco de cuidado de la piel para hombres, perfumes, y otras cositas más.
A futuro para Marchanta, ¿buscan tener presencia en línea? ¿O cuáles son algunos planes que tienen a futuro?
Justo este año me encantaría abrir la tienda en línea. Creo que sí es algo importante.
Ya empezamos, tengo un equipo de comunicación que empezó este año, con fotos propias, hacer reels y todas esas cosas que a mí me cuestan mucho trabajo.
Está sobre la mesa como que yo comience a aparecer un poco en las redes. Yo espero que a mediados de este año ya podamos empezar a preparar para abrir la tienda en línea.
Y me encantaría poder abrir pronto una nueva tienda en otro lugar, o sea, como en Mérida, Ciudad de México o algo así.
Pero a corto plazo, sí, abrir la tienda en línea es necesario.
¡Gracias por leer!